quinta-feira, 14 de dezembro de 2017

Al teléfono y tras una sonrisa...


"Hay personas silenciosas que son mucho más interesantes que los mejores oradores." Benjamin Disraeli.

 Su forma de decirle al mundo que no quiere hablar es sonriendo. Así, sin pronunciar media palabra. Pese a la gente que puede titularlo de ermitaño a él le gusta romper estereotipos, y la verdad es que he admirado su coraje para hacerlo... lo conocí (de vista) justamente hace 3 años sobre una avenida llamada Patterson, aquí en las luces neón. Llevaba corbata y sus armas listas para dirigir un culto, y no recuerdo si lo llegué a saludar pero hoy es de las personas que analizo casi a escondidas, es que lo miro muy escasamente.

  En una ocasión yo tenía cierta angustia por las circunstancias adversas que pasaba, y recordé un compromiso tan importante como su nombre. Tuve que hablarle al protagonista de ésta historia, puesto que estábamos juntos en el meollo del asunto. Mis problemas en ese momento los olvidé, ignoré varias llamadas que estaban entrando, tal vez eran cosas importantes, pero ahora, en éste instante ya no me importan. Y me alegro de haber dejado correr esas llamadas, porque mientras eso ocurría yo me sentía de nuevo sonriendo, estaba hablando con alguien que jamás me habría imaginado cruzar si quiera un "hola" por teléfono.

   Lo que estoy segura es que pasaban de las diez de la noche y yo tenía un poco de sueño, no dudo que él tuviera más. Hablamos, platicamos de muchas cosas; me contaba de lo humano, yo le contaba de lo infinito y juntos charlamos del futuro. Y entonces descubrí algo: tiene los mismos problemas que cualquier ser humano, las mismas luchas pero también las mismas bendiciones. Encontré a una persona más cálida de lo que imaginaba. Lo escuché reír, y así pasaron dos horas y media junto al teléfono.

  Después de colgar me quedé pensando, analizando cada cosa que me había pasado días atrás... miraba el techo a oscuras por unos 45 minutos mientras me daban vueltas en mi cabeza muchas teorías. A veces somos tan prejuiciosos, yo lo soy. Nunca creí que detrás de esa persona encontraría todo lo que me había dicho. Y es que nadie es tan diferente mucho menos inmortal. Yo había tocado casi fondo (y digo "casi" porque cada prueba que paso es mas difícil que la anterior) con muchas dificultades de la vida cotidiana, pero él no era tan ajeno a esas situaciones.

  Hoy en día hemos roto un poco más ese hielo, y no puedo decir que somos los mejores amigos, pero al menos ya puedo ver mas detrás de esa sonrisa. Cada vez que  hemos coincidido, trato de saludarlo sin olvidar que si sólo sonríe, es mejor alejarme. Seguro tiene sus propios problemas y respeto el tiempo que tiene consigo mismo.
 
  Ésta noche no puedo evitarlo; he tomado mi libreta y empiezo a escribir. Ahora tengo una historia que contar acerca del chico que se esconde tras una sonrisa...