quinta-feira, 21 de junho de 2018

De sueños recordados...


  Día lluvioso y con un frío que calaba en los huesos; momento perfecto para sentarse y recordar, o caminar. Prefiero caminar. Eso hace que fluyan más mis pensamientos. Aunque mi amiga siempre me dice que no es tan bueno quedarse afincado en el pasado; pues si ocurrieron cosas buenas, quisiéramos volver a vivirlas y nos entra la nostalgia, y que los momentos malos nos hacen más vulnerables hundiendonos en la tristeza. 

  Pienso que tiene razón, pues la lluvia me recordó todos los planes (al fin sueños) que hice en algún momento, cuando yo afirmaba que era feliz; incluso días grises con un enorme colorido de alegría. Y la gente que me acompañó en cada paso que daba. Esos años no regresarán y me refiero al echo de volver a vivir las mismas cosas: sentarse frente a un lago mientras la presión por terminar un trabajo se incrementa, viajar en transporte o metro mirando la ciudad bajo la lluvia, últimos periodos en la escuela y pasar todo el día en la biblioteca.

  También recordé la última Convención a la que asistí, por alguna razón la sentí única, no imaginaba lo que vendría después de todo eso. Y como olvidar cada ensayo del conjunto y de la orquesta de Convención. Sin lugar a duda, me siento bendecida por vivir cada segundo junto a mis instrumentos. 

  Si remonto mi mente al pasado más pasado, aún sigo creyendo que no terminé de decirle tantas y tantas cosas a mi papá, pero aprendí de él más de lo que habría imaginado. Recuerdo que desde niña me enseñó una senda que seguir, la cual hasta el día de hoy es el único sendero que mi vida desea, pues el sonido del agua en mis oídos jamás lo voy a olvidar. 

  Hay otro recuerdo igual de singular a los anteriores, porque va enlazado a ellos; tú. Hace tiempo platicaba con mi amigo acerca de "La teoría del caos". Le mostré una escena de cierto filme donde mencionan que un segundo puede cambiar incluso la existencia de un ser (claro que todo lo que pasa es porque Dios lo permite) y me explicaba que el se sentía así. Que miraba cada segundo de su vida. 

  Mi mente se fue hasta aquel dia, en el momento justo cuando una sola pregunta que no me hicieron, cambió mi vida. Lo cambió todo. Mi ruta en el mapa habría sido al noroeste pero la brújula siguió apuntando todo el tiempo al centro. Ese segundo pudo haber echo maravillas, o amargas alegrías. Te habría  conocido antes, nuestras vidas tendrían otro tango. Tal vez tendría otros recuerdos, y en estos momentos estaría sentada en el sillón esperando a que llegaras...en las mañanas iria por el periódico y pondría "El Mundo" a tus pies junto con una taza de café. 

  Los desayunos serían en la mesa del jardín, de la que siempre hablamos después de que te conocí. Estoy segura que habríamos construido mi sistema hidropónico de riego para tener mis vegetales y hierbas frescas. Caminariamos bajo las luces neón de esta ciudad tan frágil y subiríamos al piso más alto de los estacionamientos sólo para gritar tu nombre una y mil veces. 

  Pero esos sólo son sueños, que en ésta página llena de recuerdos no caben más...