quarta-feira, 30 de janeiro de 2019

Tu primer carta


Querido John:

  Hace 4 meses que decidiste mudarte de ciudad, y créeme que no ha pasado un sólo día sin que recuerde el último momento que te miré. Recuerdo que tenías tu playera color guindo que te caracterizaba y estabas sentado frente a mi. Yo hablaba con una persona, pero créeme que sólo podía ponerte atención a ti; te miraba por detrás de sus hombros y lo que sea que estabas platicando, imaginaba que me lo decías.

  Siguió mi turno para entregar un regalo frente a todos los que estaban en ese momento. Los nervios que me notaste, fueron sólo porque tú estabas presente; cuando te miré me di cuenta que grababas aquella escena. ¿Quiere decir que aún estoy en tu móvil? Espero que si. Pero después, mi mente se nubló cuando al buscarte observé que ibas justo a tu carro. Había tanta gente que no miraba a nadie, salvo tus pisadas.

  Pregunté a todo mortal que me topé esa noche a donde te dirigías.
-Ya se va, se va de la ciudad- me contestaban, pero mi mente y (con mayor razón) mi corazón, se negaban a esa respuesta. Los días pasaron y con mayor frecuencia me afirmaban la teoría de que te habías marchado; no paraban de decirlo, de torturarme.

  Entonces decidí encerrarme; y no me refiero al echo de no salir de una cámara, sino encerrarme al medio que me rodeaba. No quería saber nada de lo que pasaba a mi alrededor, no me interesaban las noticias, si los pájaros habían tenido sus crias, las ofertas del supermercado, la nueva máquina de capuccino en el restaurante, el eclipse lunar, la lluvia que caía de milagro, la nieve por la ciudad, los regalos de navidad, brindar en año nuevo ni la llegada de los Reyes Magos...incluso, recuerdo acompañar a las personas en las tiendas de ropa y mientras miraba a la gente muy desesperada por las rebajas, sólo podía pensar “Que vida tan tristemente vacía”. Y es que sin ti, el mundo es un completo caos.

  Me dicen que mi felicidad no debe depender de ti mi querido John, pero no puedo discutir con ellos lo que dicen los muros de La Habana, porque sólo aquellas personas que sonríen cuando miran la leyenda pintada en esas paredes, pueden entender lo que significa. Y es que se equivocan, mi felicidad no depende de ti, más bien eres parte de ella.

  En fin, el otoño es la época más nostálgica para mi; en ella te conocí hace algunos años, y en vísperas de ella te fuiste. El verano tampoco es de mi agrado, no si aún no estas aquí. Entonces, espero que el próximo otoño sea de un dorado resplandeciente por tu regreso.

                     Siempre tuya, Elionor.






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